El diseño centrado en el usuario, o design thinking es el conjunto de herramientas procedentes de la ingeniería, la económica, las humanidades o las ciencias sociales que permiten «pensar como un diseñador»; esto es, centrándose en la persona que después usará lo que tú diseñes.
Empezó a desarrollarse en la Universidad de Stanford en California (EEUU) a partir de los años 70, y pronto trascendió al ámbito de las grandes empresas y corporaciones.
Es una mezcla de habilidades analíticas con otras más emocionales: investigación, síntesis, empatía, intuición, estrategia…
Al enfocar la resolución de problemas desde el punto de vista del usuario final, esto obliga a comprender profundamente sus necesidades.
Por eso, como diseñador siempre he tenido que ponerme en la piel de usuarios de lo más diversos; desde industriales, a los de un banco, niños y adolescentes en busca de ocio, o incluso un gobierno.